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martes, 21 de marzo de 2017






Un día (II)




Vuelan por el placer de volar
sin un líder claro, 

solo la forma perfecta, el movimiento y la música.

Es naranja el sol, el invierno y la fruta,
azules las paredes encaladas,

amarga el dulzor.

Partió una almendra el choque de una piedra.

Cáscaras vacías y astillas,
agua, aceite, fuego y migas,
una herida por sellar,
otra por sangrar.

Arda la memoria en la dirección del vuelo.

Silencio
movimiento
descenso perfecto y placer

Quise escribir esto sin lápiz, tinta ni papel,
y me acordé del amigo, del camino y de su montaña.










sábado, 15 de octubre de 2016





Has caminado a este lado del río otras veces.

Al otro siempre el diseño de un jardín
el desprecio
árboles centenarios perdidos
de lo que fuiste
se encuentran
entonces
en su nuevo comienzo.

Seguir en el diseño
después
y aceptar el deshacimiento del dibujo
la húmedad antes de secarse
pasar los dedos
se queda en la piel lo que sobra
esfera de papel.

Caminas hacia el choque brutal como un alce más.




                                **


Lloré, y no solo eso, me escuchaste llorar,
lejos, aquí mismo;
y ese fue un buen momento.

No llueve, y es de día. Extrañas condiciones para el optimismo.


Ha muerto Leopoldo María Panero y abro un libro que aún no he leído.

"Tengo frío de mí mismo".
Leopoldo Panero
(que fue mi padre)

Un rato más tarde, con su voz reproducida al fondo, Después de tantos años, abrí tu caja frente a la ventana. Solo una vez. Me lavé las manos en un charco, por la noche, solo en un bosque, y cerré los ojos. Recordé algo escrito

la niebla
densa entre los árboles
del bosque
teje

Cerrarla fue como doblar una manta de lana después de haber pasado frío.

Denso;
no he aprendido lenguaje aún que pueda contar este frío.








miércoles, 15 de junio de 2016














































jueves, 25 de febrero de 2016



































domingo, 6 de diciembre de 2015












viernes, 20 de noviembre de 2015









































































martes, 15 de septiembre de 2015







domingo, 28 de junio de 2015





descubre su cuerpo con las manos
el tacto suave de su piel
y el baile

la levedad del aire
y todo lo demás






domingo, 12 de abril de 2015




































sábado, 11 de abril de 2015





Picos de Europa.

Hace tiempo subí una montaña para llegar a su cima. No estaba solo. Tres hombres rodeábamos una manada de caballos. La ascensión fue dura al principio, pero fue apaciguándose a medida que el cansancio se apoderaba de todo. Cuando llegamos al lugar más alto me encontré ante un paisaje imprevisto, una cima extensa hacia el horizonte lejano y serrado. Sol, altura y humedad. Desde allí la manada galopó unida y libre, y la tierra tembló. Temblaba. Qué vértigo el cuerpo estático y su inclusión en aquella imagen. Me creí héroe y busqué de inmediato un trofeo, y arranqué de entre las hierbas un cráneo putrefacto de cabrón yacente con su cornamenta. Qué tropiezo. O qué iluminación inspirar aquel hedor y alumbrar la aparición súbita de cientos de larvas.

Entre viscosidades escuché una canción de fondo, su resonancia en la tierra, su poso en las vísceras y la vibración en las arterias.

Entonces, de nuevo, algo debió comenzar.




Tengo dos recuerdos especialmente preciosos. Uno de ellos con ocasión de un curso de vuelo nocturno en mi formación como piloto. Teníamos un profesor que opinaba que debíamos aprovechar el curso para conocer España. De modo que las clases con él duraban varias horas y nos llevaba a visitar los lugares más bellos. Una de las cosas que más me impresionó fue la salida de los Picos de Europa hacia el mar. Después de atravesar el mar de niebla entre las moles gigantescas de los Picos, de repente surgía la costa con el esplendor azul del mar Cantábrico. Esa imagen me quedó grabada.
José Trenor








domingo, 29 de marzo de 2015

lunes, 23 de febrero de 2015















































martes, 13 de enero de 2015






















































































































jueves, 8 de enero de 2015





(...) A todos los sentidos
acudíamos para escuchar el rumor,
no del mundo, que nadie abarca,
sólo de la blancura de una hoja
y otra hoja y otra de papel.

en Lugares de la lumbre






miércoles, 31 de diciembre de 2014





Se desacoplaron los cuerpos y empezaron a navegar los continentes entre sus aguas. Crecieron y se plegaron las pieles. Al almendro le cogieron sus almendras y alimentaron a diez mil familias enteras. Leche, lluvia, sudor y piedras. Hubo un río antes de secarse, y un manantial que parecía eterno. Lento. No hay agua sino arena. Y tu cuerpo es ahora borroso, una visión poco nítida de toda imagen. Todo, unidas las manchas, acopladas. Nada. Ya no hay forma.





martes, 9 de diciembre de 2014






























viernes, 5 de diciembre de 2014









                                                                0412
                                                                2011


lunes, 24 de noviembre de 2014



























lunes, 17 de noviembre de 2014





el tiempo
por la humedad de las arterias
hacia la herida
fluye




miércoles, 5 de noviembre de 2014





Conducir por una interminable recta que fuga hacia una tormenta. Una curva a la izquierda y la tormenta queda a la derecha. Conducir por el margen de la tormenta. Dos cuervos comen de unos restos animales en el asfalto y echan a volar justo en el instante previo al choque. Vuelan hacia la tormenta y ya no hay choque. Llueve en algún lugar allí dentro mientras sale el sol al otro lado de la carretera.

Un rato más tarde, al final de ese trayecto, alguien me pregunta de qué tratan mis fotografías. Una risa nerviosa me empuja a responder que es algo parecido a conducir por una interminable recta que fuga hacia una tormenta (en realidad pienso que el impulso de utilizar esa imagen que se había instalado en mi pensamiento esa mañana para responder a otra cosa es muy parecido a fotografiar, o quizás sea justo lo inverso, lo complementario). Me pregunta entonces si mis fotografías llegan alguna vez a la tormenta, y, ya con la incauta necesidad de seguir respondiendo, le digo que algunas veces salen de allí cuando estoy en ella y que otras muchas veces salen de conducir por sus límites, rodeando.

Más tarde, casi haciéndose la noche, vuelvo a estar solo después de haber fotografiado quinientas veintitrés veces al margen de la tormenta. Hago una más, en una escombrera sobre una carretera, y es la última del día. Es un poco como un ritual fotografiar al término de la jornada de trabajo. Me paro frente a algo, coloco la cámara, y cuando todo está casi listo doy un paso en falso hacia atrás. Me asusta un conejo asustado que escapa brincando desde un matorral a mis pies.





















Me pregunto si habrá tormenta a la vuelta.





viernes, 12 de septiembre de 2014




























miércoles, 27 de agosto de 2014




























lunes, 18 de agosto de 2014





Quizás todo esto no sea tan importante, y la debilidad no es más que una argucia para evitar el atropello de las preguntas sin respuesta. Sin embargo, el peso en la muñecas, el plomo, la voz sumergida y la razón azotada por los vendavales del norte sacuden el cuerpo y densifican los fluidos.

Y es todo un misterio, como un principio estético.


Estar atrapado en los sueños de aquel jardín que siempre estuvo en ruinas;

llorar nervioso y roto al haber olvidado la letra de aquella canción que siempre supiste de memoria;

sentir la caída de los párpados cuando la visión nocturna se ha acostumbrado a la oscuridad y el casi vencimiento del miedo alumbra las formas antes invisibles;

escuchar  la psicofonía del silencio en las cavidades hacia la imposible extinción del sonido.






miércoles, 30 de julio de 2014























































lunes, 7 de julio de 2014

























Fotografía de Pablo López





















viernes, 23 de mayo de 2014




















Todo es niebla y en la niebla se ve nada.
No hay hombre, no hay mujer, ya no hay cuerpo. No hay padre y no hay hijo. Y no hay árbol, ni piedra, ni sombra. Ya no hay nada.
Nada es ausencia de luz y todo es tu presencia.
Perdida en la densidad, tu respiración se forma como la mirada que hiberna en el frío.
Sin sueño ya no hay despertar. Ya no hay cima,  no hay montaña; ni bordes ni paredes, no hay fisuras que sellar, ni heridas por cicatrizar. No hay pasado sin recuerdos. Poder no recordar.
Ser niebla en un valle frío. Descomposición de la forma, sustancia de vacío. Nada.
El centro se mueve y todo es
fuente.






lunes, 19 de mayo de 2014




























martes, 22 de abril de 2014






no hay espejo; todo es fuente
                                                                                     
Abel Martín, 
en Los complementarios



                       

viernes, 4 de abril de 2014

































lunes, 31 de marzo de 2014













































lunes, 10 de marzo de 2014





la niebla
densa entre los árboles
del bosque
teje






viernes, 14 de febrero de 2014










lunes, 10 de febrero de 2014




Es otro lugar, más oscuro aún; pero el ruido, este ruido sucio y pesado, es el mismo de siempre.
Al menos se escucha la lluvia cerca.

¿Quedarse solo con el zumbido permanente en los oídos?


Afuera se escuchan otros animales temerosos.









martes, 28 de enero de 2014

viernes, 29 de noviembre de 2013


























miércoles, 27 de noviembre de 2013

























miércoles, 20 de noviembre de 2013
























martes, 19 de noviembre de 2013























domingo, 17 de noviembre de 2013
























viernes, 15 de noviembre de 2013
























lunes, 11 de noviembre de 2013























jueves, 7 de noviembre de 2013
























lunes, 4 de noviembre de 2013




























viernes, 1 de noviembre de 2013

























martes, 29 de octubre de 2013



























sábado, 26 de octubre de 2013
























viernes, 25 de octubre de 2013




Fueron noches de búhos y lechuzas.

Corríamos el pasillo desde la cocina hasta la sala. Abríamos la puerta, y nos lanzábamos sobre una pequeña butaca a la izquierda, junto a un mueble lleno de libros. Luz amarilla. Buscábamos el mismo libro, la misma página, aquel sonido nocturno del jardín.
























Y los días eran humo. Buganvilia y magnolio.





Entonces debió comenzar algo que no logro recordar, o que desconozco. Una excavación. Tierra y cortezas de raíz bajo las uñas. El sudor de la humedad, el frío. La multiplicidad de las crasas. La aparición del dolor en las palabras. La expansión.











Comenzar cuando ya ha comenzado. La reunión de todo, la enumeración, la acumulación, el vaciamiento. La imagen, la palabra, la idea. Recorrer el tiempo, regresar al comienzo.
Habitar la expansión.