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viernes, 9 de agosto de 2013



Un día.

Me dijiste que olía a tierra mojada,
y mañana llovió.

Me habló de la herida y quiso mostrar su cicatriz
pero no pude verla, no existía;
siempre supura.

Hoy el mar fue gris
(espejo turbio plata arrugada)
y por la noche, mientras dormíais,
negro,
fluído denso sonoro hacia la orilla.

Quise escucharlo con una foto,
y me acordé del amigo, de su montaña y de la línea blanca.